Sin embargo, los primeros grandes cambios en la empresa se produjeron cinco años después, con la adquisición de la misma por quien era entonces su presidente, director y jefe de máquinas, Johann Rauschenbach-Vogel. Con él a la cabeza -y con la nueva denominación de Internationale Uhrenfabrik-, empezaba una nueva era para IWC, marcada por el liderazgo de la familia Rauschenbach, que se prolongaría durante más de cien años y cuatro generaciones.