Paralelamente, la represión de los hugonotes por parte de Luís XIV provocó un éxodo de protestantes a Ginebra. Entre ellos se encontraban numerosos relojeros de alto nivel, que muy pronto iban a empezar a transmitir su saber a los orfebres ginebrinos. Así, en poco tiempo la ciudad se llenó de relojeros –llegaron a ser hasta 500- y la relojería adquirió tal prestigio e importancia, que en 1601 fue creada la primera corporación relojera del mundo.
Llegados a este punto, en 1992 Jean-Claude Biver y Jacques Piguet decidieron vender la marca para que pudiera acabar de desarrollarse bajo el amparo de un gran grupo relojero como Swatch Group. Sin embargo, Biver siguió siendo el director gerente de Blancpain y conservó su puesto en el comité directivo de Swatch hasta 2003.