En 1960, Corum inauguró su relación con el mundo de la vela con la creación del modelo Admiral’s Cup, dedicado a la competición homónima organizada por el Royal Ocean Racing Club, que se celebró cada dos años entre 1957 y 1999. Esta primera versión contaba con una caja cuadrada -fue, de hecho, uno de los primeros relojes herméticos con esta forma- y una imagen muy alejada de la que, años después, convertiría el Admiral’s Cup en el buque insignia de Corum.
Entre estos dos modelos, sin embargo, la firma de La Chaux-de-Fonds creó dos piezas muy significativas: el modelo Buckingham, de 1965, cuya gran caja rectangular rompía los cánones estéticos de la relojería tradicional y se adelantaba unas décadas a la moda de los relojes de gran tamaño; y el elegante Romvlvs, que se presentaba con una esfera totalmente limpia (unos numerales romanos grabados en el bisel facilitaban la lectura de la hora). La creación de esta pieza coincidió con la incorporación de Jean-René Bannwart, hijo del fundador, al equipo creativo de la marca,
Entre las múltiples versiones del reloj, cabe destacar el modelo Admiral Cup’s Tides, de 1992, cuyo movimiento Co 277 ofrecía una serie de informaciones muy importantes para los regatistas, como las fases lunares, la hora de las mareas, su amplitud y una estimación de la altura del agua y de la fuerza de las corrientes.
Este esfuerzo para ofrecer siempre diseños innovadores fue recompensado, también en el año 2000, con el premio Gaïa del Museo Internacional de Relojería, que René Bannwart recibió por su contribución a la historia de la relojería y la cultura. En el ámbito empresarial, cabe destacar la llegada, ese mismo año, de Severin Wunderman, reconocido filántropo e importante hombre de negocios con años de experiencia en el mundo de la relojería.
En el ámbito creativo, cabe destacar el lanzamiento del Admiral’s Cup Deep Hull, hermético hasta 1.000 metros, con el que la firma celebraba el 50º aniversario del icónico modelo y renovaba su histórico compromiso con el mundo de la náutica. Paralelamente, y para festejar, en este caso, el 30º aniversario del emblemático movimiento baguette del Golden Bridge, Corum lo dotó de una de un tourbillon con escape de Silicio. Este modelo refleja, más que ningún otro, la apuesta de la marca de La Chaux-de-Fonds por conjugar el respeto por una historia repleta de piezas icónicas con el uso de las nuevas tecnologías y materiales de última generación.